20 abril 2007

El rastro a la Romareda


Pues no, señor Belloch, pues no señor Gaspar; no estoy de acuerdo con que el rastro no vuelva a la Romareda. Va a resultar que la presión de los vecinos del distrito Universidad al final va a conseguirlo.

No es que me moleste que durante los dos años que estuve en la Junta Municipal de ese distrito defendiese la ubicación frente a todos los vocales del PP y todas las asociaciones de vecinos; me desagrada profundamente que una posición racista y elitista sea la que prospere.

Estamos hablando de uno de los barrios de Zaragoza con más calidad de vida: con los mejores servicios, con el parque más grande, con hospitales, oficinas de la administración, la Universidad, instalaciones deportivas, colegios, el mejor conectado con transporte público... Basta ver que es uno de los sectores con la vivienda más cara de la ciudad y uno de los barrios donde gana la derecha por sistema para hacernos una idea de la gente que puede o no puede residir en él.

Y las Asociaciones de Vecinos (Arco Iris del inefable Manolo Ortiz o Agustina de Aragón; ninguna de ellas de la Federación de Barrios, la plataforma progresista de vecinos) , todo movimiento vecinal relecionado con ellas es pura fantasía.
No defienden un modelo de ciudad sino sus propios intereses y privilegios: La posiblidad de encontrar aparcamiento siempre que quieran (la explanada donde estaba anteriormente ubicado les era maravillosa, de ahí que no quieren ni rastro, ni campo de fútbol; pero tampoco quieren espacios peotanales) y las continuas referencias a gitanos e inmigrantes como generadores de conflictos y problemas son su argumentario; adornado con palabras como afecciones al tráfico, inseguridad ciudadana, falta de limpieza... Además, defender que a doscientos metros se instale un gran centro comercial (del que se hacía propaganda en cada reunión), por sí solo, ya demuestra que clase de comercio quieren: el de élite.

Con la complicidad de PP y PAR, estas dos asociaciones han encabezado la oposición a los grandes proyectos del Ayuntamiento para este distrito; siendo las únicas en todo el mundo que no quieren más y mejores servicios en su zona; sino que quiten aquellos que son de uso de toda la ciudad (nacionalistas de lo más pequeño).

Eso, sin olvidar, que los acuerdos firmados están para ser cumplidos (por su corporación, no por la que venga).

Me gusta el rastro por la cantidad de puestos que hay, me gusta porque se reúnen una gran cantidad de personas de origen étnico diverso, me gusta que haya una actividad económica que permita salir de la marginalidad a colectivos en riesgo de exclusión y me gusta que todo esto lo encuentre en el barrio donde he vivido 28 de mis 29 años. Además, ver cabreados a mis vecinos fachas de toda la vida me garantiza que se hacen bien las cosas.

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