12 febrero 2007

RAÍLES FRENTE A RUEDAS


El último tranvía que circuló en este país lo hizo en Zaragoza. La red de tranvías de nuestra ciudad era una de las más modernas y extensas, y estuvo funcionando ininterrumpidamente desde 1902 hasta 1976. En los años ‘70, la flota de tranvías había quedado anticuada ante la supremacía de los vehículos a motor. Unos años antes, el Banco Mundial había elaborado un informe en el que recomendaba sustituir el transporte ferroviario por el de carretera, aunque conviene recordar que en aquella época EE UU controlaba el mercado mundial de petróleo y el de construcción de automóviles. También comenzaron a desarrollarse fábricas de vehículos a gran escala como Pegaso o SEAT, y aparecieron los primeros utilitarios. La contaminación y los problemas de tráfico no preocupaban aún.

En otros países, especialmente en el centro y el este de Europa, los tranvías nunca han dejado de circular. Tampoco tienen mucho que ver los tranvías del siglo XXI con los tranvías renqueantes que recuerdan los zaragozanos. La tecnología los ha convertido en vehículos silenciosos, modernos y seguros, además de ecológicos. Quienes prefieren el metro al tranvía no son conscientes de que el hecho de expulsar a los coches de nuestras calles supone una ventaja. No caben tantos coches ni es soportable tanta contaminación, acústica y ambiental, en el centro de las ciudades.

Pero hay otras dos ventajas, que convierten al metro en una alternativa inviable. La construcción y el mantenimiento de túneles y estaciones bajo tierra es mucho más costosa económica y técnicamente (aunque sirve para que las máquinas tuneladoras no se queden ‘sin trabajo’), y en ciudades como Sevilla ya se ha obligado a sustituir líneas proyectadas como metro subterráneo por el tranvía.

En realidad, la denominación de metro o tranvía no responde al hecho de circular bajo tierra o por la superficie, sino a la velocidad y capacidad de transporte. El metro es más rápido y puede transportar a más viajeros, pero para hacer efectiva su mayor velocidad necesita situar sus paradas a una distancia mínima de 800 metros, algo que resulta absurdo para una ciudad del tamaño de Zaragoza. El tranvía sólo requiere 300 metros entre parada y parada, es más rápido que el autobús y más accesible.

Basta darse una vuelta por ciudades como Burdeos para ver la perfecta convivencia de peatones, ciclistas y tranvías en el centro de la ciudad: un espacio en el que no queda más remedio que cambiar nuestros hábitos de movilidad y desterrar lo máximo posible a los coches.

Periódico Diagonal - Lun, 05/02/2007

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3 Comments:

At 12.2.07, Blogger David Corellano said...

Yo, personalmente, también me quedo con el tranvía, pero si te digo la verdad, no tengo nada claro que eso vaya a ser la solución para la situación del tráfico y la movilidad en nuestra ciudad.
No creo, sinceramente, que el tranvía vaya a hacer desistir a casi nadie del uso del coche, y además Zaragoza por su propia configuración, con calles muy estrechas incluso en las zonas más nuevas, va a hacer realmente difícil que ambos sistemas de transporte convivan.
Lo del mero me da pánico: ese es un sistema de transporte para grandes no, para grandísimas ciudades, y no para la nuestra. Y otra cosa, espero que quien esté a cargo de diseñar la red de tranvía lo haga con un mínimo de racionalidad, y no se deje influenciar por presiones de todo tipo como ocurre con el trazado de los itinerarios de los autobuses urbanos, que a veces tienen paradas separadas por un centenar de metros, algo totalmente insostenible.....
¿Qué os parecería poner trabas de otro tipo para el uso del coche? (impedir su uso en el centro de la ciudad, pagar por circular por el centro, la cosa esa de las matrículas pares e impares, etc....). La verdad es que esto de la movilidad es una cuestión que a mi me parece realmente difícil de resolver....

 
At 12.2.07, Blogger Raúl Pleguezuelo said...

Personalmente creo que mejor que poner trabas al uso del transporte particular, el mejor incentivo sería la gratuidad del transporte público, claro que esto además de reducir la recaudación municipal en concepto de multas, parkings, etc, costaría un desembolso considerable a las arcas municipales, pero no dudéis que la reducción en emisión de gases y decibelios sería considerable.
Cuestión de pasta, como siempre.

 
At 18.2.07, Blogger jose said...

Yo tambien apuesto por este medio más limpio que los contaminantes automviles y sus hermanos mayores autobuses.
¡Qué metes el dedo del pie en el rail! Hasta el final de trayecto y ya está ¿No os parece?
En donde existe es rentable cómodo y eficiente.
Aquí podria ser igual. Veremos lo que nos deparan Belloch, Alcalde, Biel, Bernal etc.,
Para la Expo no creo sea viable la via pero despues a lo mejor.

 

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