Decepción

Algunos creíamos (yo por lo menos) que lo del otro día en Barajas era obra de algunos incontrolados dentro de ETA contrarios a que el proceso de paz tuviera un final feliz. Seguramente ha sido así, y los cientos de kilos de explosivo que detonaron fueron transportados y preparados quizás por dos o tres individuos que querían de esa manera tan gráfica, reventar todos los esfuerzos que se venían haciendo desde hace nueve meses.
Sin embargo confiaba también en que después del atentado, las mentes pensantes de ETA, Batasuna, y todo su entorno, anunciarían sin dejar ni un resquicio a la duda que eso no había sido obra suya, que el proceso de paz tenía entonces que reforzarse más que nunca, y que ningún chantaje tendría éxito.
Las primeras palabras de Arnaldo Otegi, aunque suaves, invitaban al optimismo, pero la declaración de ayer de ETA no deja lugar a dudas al asumir la autoría del atentado, solidarizándose simplemente con las familias de los asesinados, y cargando todas las culpas al gobierno de Zapatero. Ni siquiera el hecho de anunciar la continuación del alto el fuego resulta suficiente. Si de verdad están interesados en el final de la violencia es hora de que hagan algo verdaderamente efectivo.
Yo pensaba que algo estaba cambiando realmente y que quizás en este año recién comenzado podríamos hablar del final del terrorismo en nuestro país. Desgraciadamente, después de tanto esfuerzo, después de aguantar tanto desgaste, después de soportar tantas y tantas declaraciones infamantes, después de todo eso, sólo queda una tremenda decepción.